CRIANZA POSITIVA: impulsando y sosteniendo competencias parentales para un mejor desarrollo infantil

Crianza Positiva: marco conceptual y objetivos

La importancia de un entorno propicio para el desarrollo infantil ha sido bien establecida en la literatura de psicología, neurociencia y economía. La investigación también ha demostrado que este entorno puede mejorarse sustancialmente mediante programas que expandan y aumenten la calidad de la atención preescolar, y mediante intervenciones que fomentan las competencias de los padres. Aunque las agendas políticas en muchos países han aumentado su enfoque en el cuidado infantil temprano institucional, los programas de crianza son aún escasos, dirigidos a poblaciones específicas y, en muchos casos, de corta duración y demasiado costosos para aplicar. El desafío es diseñar intervenciones de crianza rentables que se puedan escalar a grandes fracciones de la población y puedan mantener los comportamientos de los padres a lo largo del tiempo.

Apuntando a reforzar el desarrollo infantil temprano, Fundación ReachingU ha venido apoyando desde 2017 el programa de Crianza Positiva. Crianza Positiva es una intervención multi-dimensional, de carácter preventivo y altamente protocolizada, que tiene como objetivo fortalecer las prácticas de crianza de las familias y promover el desarrollo cognitivo, psicomotor y socioemocional de los niños. El programa fue diseñado por un equipo multidisciplinario de investigadores de la Universidad de Montevideo en conjunto con la Universidad Católica del Uruguay, la Fundación América por la Infancia y la organización Fe y Alegría Uruguay, financiado por Fundación ReachingU y pensado originalmente para implementarse en Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) de Uruguay en el marco del espacio Experiencias Oportunas (EO).

Los contenidos teóricos del programa Crianza Positiva se basan en el principio de la parentalidad positiva. Este principio refiere “al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño” (Consejo de Europa, 2006). La parentalidad positiva busca la creación de vínculos sólidos y entornos estructurados a nivel familiar, la estimulación, apoyo y reconocimiento del valor de los hijos y la capacitación de los padres para que sean agentes de cambio competentes y capaces de influir positivamente en su vida y en la de los demás. Se nutre de la teoría del apego, la teoría de la mente y del enfoque ecológico de la parentalidad. En consonancia con la teoría del apego (Main, 1991; Fonagy, 1991; Slade, 1999), la parentalidad positiva busca favorecer que los cuidadores sean más hábiles en el desempeño de sus funciones como facilitadores de la exploración y aportadores de consuelo y regulación para el niño frente al estrés. Los niños que durante su primer año de vida desarrollan una relación de apego insegura con su cuidador primario tienen riesgo de déficits en el desarrollo socioemocional y cognitivo (Zeanah, 2000). Siguiendo la Teoría de la Mente de Baron Cohen (1995), la parentalidad positiva busca afianzar el vínculo y las buenas prácticas de crianza a través del estímulo de la función reflexiva de los padres acerca de los estados internos del niño y de su rol como cuidadores. Desde una perspectiva ecológica, la parentalidad positiva busca que los adultos referentes identifiquen los recursos ecológicos que tienen a su disposición y se apoyen en ellos. También marca el compromiso de agentes comunitarios, que contribuyen desde su rol para el desarrollo saludable de la parentalidad.

La literatura demuestra que el fortalecimiento de las competencias parentales impulsa el desarrollo de las funciones ejecutivas en el niño, contribuye a la regulación afectiva y a la empatía, promueve en el niño el deseo de explorar y descubrir su entorno, aumenta la estimulación cognitiva y genera condiciones propicias para el aprendizaje. Crianza Positiva busca, a través de sus distintos compoenentes, mejorar las prácticas de crianza de las familias a partir de la promoción de la sensibilidad y capacidad reflexiva parental, del reforzamiento de los vínculos afectivos de la familia, y de la identificación de recursos y fortalezas en el hogar y la comunidad. Se espera que estas herramientas contribuyan a nutrir directamente el desarrollo de las habilidades socioemocionales y cognitivas de los niños e indirectamente impulsar el desarrollo cognitivo a través de una mayor inversión parental. El objetivo último es contribuir a cerrar la brecha de capacidades que se genera en edades tempranas.

En este capítulo presentamos brevemente las diversas modalidades y contenidos del programa de Crianza Positiva y destacamos los resultados de una serie de evaluaciones de impacto que dan cuenta sobre su efectividad. Actualmente más de 50 CAIF han participado en alguna modalidad del programa de Crianza Positiva y se está implementando, al momento de escribir este informe y en conjunto con INAU, el componente de mensajes en otros 50 centros.

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